En una oscura y misteriosa región de Mesoamérica, se cuenta la leyenda de un ser sobrenatural conocido como el Sombrerón. Este ser es un hombre bajito vestido de negro con un gran sombrero que cubre su rostro, muchas veces se le ve jalando unas mulas y otras montando una yegua flaca con las crines trenzadas. Se dice que el Sombrerón tiene el poder de hipnotizar a las mujeres con su música y su voz, y que es insistente a la hora de seducir, cuando logra su objetivo las mujeres enferman hasta la muerte.

Pop estaba enamorado de una hermosa mujer de piel canela y de ojos lunares, cabello enredado como buganvilia, pero al mismo tiempo brillante como el reflejo que causan las luciérnagas sobre los espejos de agua, su nombre era Nicté. Pop solía esperar a su amada frente a la iglesia con la esperanza de hablarle un día, ya que su timidez no se lo permitía, pero un día algo extraño paso, Nicté dejó de pasar por la iglesia que frecuentaba todos los días, Pop preocupado empezó a preguntar a amigos y conocidos, pero nadie supo decirle, desesperado por encontrarla llegó la casa de la familia de Nicté, Pero  Pop solo encontró luto en los rostros y el pobre hombre imaginó lo peor.

Se armó de valor y preguntó por ella, la madre de la joven le hizo un comentario casi como un susurro,  sintiendo Pop un respiro, porque su amada aunque muy enferma, estaba con vida. Aunque nadie supo decir que padecía, ya que los doctores no encontraron causa en su mal. Pop triste esa noche decidió hacer guardia en la ventana de Nicté, pensando porque nunca tuvo el valor de hablarle, sin darse cuenta llegó la medianoche perdidos en sus pensamientos, y es ahí el silencio de una noche tranquila se convirtió en un terror indescriptible.

Pop escuchó las espuelas de unas botas acercarse por el camino de la vereda, un sonido que helaba al más valiente y rajaba la piel, como pudo logró esconderse en una esquina, y con todo su valor asomó el rostro para ver hacia la ventana de su amada, y es ahí donde lo vio, no era otro más que el Sombrerón, este sacó su guitarra y empezó a envenenar los oídos de Nicté una vez más y ella asomo su pálido rostro y sus ojeras producto del enfermizo amor, sus débil mirada se veía en la  ventana, atenta para escuchar la mortal serenata.

Pop desconcertado sin darse cuenta amaneció en el mismo lugar donde vio toda la terrible escena, pero al salir el sol recordó que su abuela una vez le contó de niño cómo romper el hechizo del Sombrerón y tras mucho esfuerzo logró activar su memoria, y corrió a explicarle lo sucedido a los padres de Nicté que un principio no creyeron nada, pero así como la abuela de Pop le contó la historia, la abuela de Nicté que escuchaba comprendió la situación.

Esa noche antes de dormir la abuela decidió hablar con su nieta, que aunque débil fue capaz de entender que si quería vivir debía poner una trampa al Sombrerón, debía decirle que si realmente la amaba lo tenía que demostrar, llegando la hora del búho, el raro ser volvió a su ventana, pero esta vez Nicté armándose de valor le dice al Sombrerón: si quieres que sea tuya, tráeme una red de agua como prueba de tu amor. El Sombrerón con una mueca de gallardía fue  directo a por su misión, para nunca regresar, y el encanto se rompió.

Pacheco, Ernesto. “El Sombrerón”. Festival de la Llorona, 31 de octubre de 2023, Ciudad de Xe Lajuj.