Cuentan las abuelas que en las noches de luna llena se escucha cerca de los ríos, los lagos y en las pilas comunales un llanto que resuena con un eco indescifrable, es el llanto de una mujer, que busca a sus hijos desesperadamente, y aunque su cuerpo ya no está, su alma sigue vagando por el dolor que siente. Cuentan que su corazón no soportó el desprecio y la traición. También cuentan que aunque fue una mujer de belleza sin igual, al final se le trató como esclava y sus hijos fueron despreciados por los invasores y su propio pueblo que veía en ellos el fruto de un cruel destino. 

Un grupo de amigos quiso aprovechar el encierro que provocó la pandemia en la ciudad de Xe Lajúj, también llamada Quetzaltenango para jugar a retar a las autoridades, en ese momento estaba prohibido salir sin necesidad y realizar reuniones sociales, para ellos fue una invitación a la desobediencia civil, por que no creían que esto de la pandemia fuera tan importante, y estaban aburridos de estar encerrados, por lo que les pareció divertido improvisar, un juego de escondite con la policía, ya que las patrullas pasan regularmente por su colonia verificando el cumplimiento de las disposiciones. 

Se juntaron frente a las hamburguesas de Francisco, que no había abierto por las disposiciones, aunque era su lugar favorito para juntarse antes del encierro en parte por que la comida era muy buena y en parte porque Francisco era un gran anfitrión, amable de naturaleza, buen conversador y una persona abierta a las ideas de los demás, el psicólogo de la cuadra como dicen, ya que escuchaba a todo el mundo, y por eso era divertido juntarse a comer en el lugar de él, claro sin olvidar que tenía un buen sazón como chef de paninis, quesadillas y las célebres hamburguesas.  

Los chicos y las chicas que se organizaron llegaron unos antes y otros después, siempre vigilantes a escuchar el sonido de las patrullas, a medida en que el grupo se completaba una suave llovizna empezó a caer, cosa que no les importo, ya que la estaban pasando bien, el juego durante un buen rato fue vigilar las esquinas y esperar a que la patrulla apareciera a la distancia, para luego correr avisando a todos con señales de mano que venía de un lado o del otro, para que todos buscaron un lugar oscuro o simplemente ocultarse detrás de un vehículo, puerta o callejón. 

El juego duró un rato, llegando a las diez de la noche, las calles a excepción de ellos y las patrullas estaban completamente vacías, nunca había vivido algo así en la colonia, un silencio tal, que lo único que se escuchaba era la llovizna caer sobre los charcos y las láminas de las casas. O es pesaron al inicio, ya que en un momento en que se juntaron todos se percataron de que en el ambiente se escuchaba un llanto, al inicio parecía el viento, pero uno de ellos noto que parecía un canto doloroso, todos hicieron silencio, hasta que cada uno se dio cuenta que claramente era un llanto. 

Por mucho que se esforzaron nadie supo decir de dónde venía aquel llanto, parecía venir de todas partes a la vez, como la misma lluvia que los rodeaba, de pronto todas las calles les parecieron aún más vacías y oscuras, el corazón de todos latía con nerviosismo, y algunos empezaron a sugerir que era hora de regresar a sus casas, pero nadie se animaba a separarse del otro, si bien vivían cerca varios tenían que caminar una o dos cuadras solos, en ese momento nadie considero que tenía el valor para hacerlo. 

Llegó el peor momento de todos, porque claramente alcanzaron a escuchar con claridad las palabras: ¡Ay mis hijos!, y todos sintieron un grito ahogado en la garganta, claramente era la Llorona, que cada vez se escuchaba más clara y cerca. Todos se abrazaron mientras esperaban ver a una mujer vestida de blanco aparecer por cualquiera de las esquinas en las que unos minutos antes se escondían jugando, en ese momento pensaban, porfavor que sea una patrulla de policía la que aparezca por una de las calles abandonadas que los rodeaban. De pronto un silencio total y una calma tensa, todos recordaron en ese momento que se dice que cuando la Llorona se escucha muy cerca es porque se está alejando. 

Todos respiraron con tranquilidad, se animaron a despedirse y dirigirse cada uno a sus casas, extrañamente cuando cuando uno de ellos estuvo solo, cayeron en cuenta que al inicio cuando la empezaron a escuchar, era un alarido suave y poco perceptible, y así como se dice que cuando se le escucha fuerte es porque está lejos, al inicio la debieron tener muy cerca y no se percataron por que estan en un círculo intentando escucharla, todos pensaron que realmente estuvieron a unos metros de la Llorona.

Pacheco, Ernesto. “La Llorona”. Festival de la Llorona, 31 de octubre de 2023, Ciudad de Guatemala.